Visages Villages
(Visages Villages, Francia, 2017, DCP, 90’, ATP)
Documental dirigido por JR, Agnès Varda.
Colaboración entre la veterana directora Agnès Varda y el artista gráfico urbano y fotógrafo JR, un joven francés conocido por sus impactantes obras visuales que consisten en enormes intervenciones gráficas en calles y tejados de diversas ciudades de todo el mundo.
2017: Premios Oscar: Nominado a mejor documental.
2017: Festival de Cannes: Sección Oficial (fuera de concurso).
2017: Festival de Toronto: Mejor documental.
2017: Círculo de Críticos de Nueva York: Mejor documental.
2017: Círculo de Críticos de Los Ángeles: Mejor documental.
“Si de cine y arte se trata, nada mejor que Visages Villages, el nuevo documental de Agnès Varda, la venerable abuela de la Nouvelle Vague, que a los 88 años sigue tan activa y lozana como siempre y que aquí entrega una obra de una vitalidad y una nobleza de la que sería bueno que tomaran nota otros cineastas, entregados al cinismo y al escarnio. Siempre atenta a los cruces de lenguajes, géneros y disciplinas, y dueña de una eterna curiosidad y espíritu juvenil, aquí Varda no está sola. La acompaña JR, un fotógrafo y artista perfomático francés que se convierte en su cómplice y compañero de viaje.
Porque un poco como en la recordada Los espigadores y la espigadora (2000) –sin duda una de sus mejores películas en medio siglo de trabajo–, Visages Villages es una road movie en toda la regla. A bordo de la camioneta especialmente equipada de JR, Varda se embarca con su joven amigo en busca de algunos de los pueblos y rincones más olvidados de Francia, para encontrar y conocer a sus habitantes. Y fotografiarlos, porque Varda es también una fotógrafa legendaria. Y hacer con esas fotos unos enormes murales que allí mismo, en el acto, el especialista JR se encarga de montar sobre una pared abandonada o la tapia de un granero, como una forma de celebrar la belleza de esa gente anónima con la que se cruzan a su paso.
Campesinos, mineros, trabajadores portuarios, amas de casa, hombres, mujeres, niños y ancianos pasan por delante de las cámaras de Varda y JR y cuentan algo de sus historias. O más bien, son sus rostros estampados en piedra los que narran con sus facciones la vida que llevan a cuestas. “¿Para qué hacen estos murales?”, pregunta uno de los retratados, ante lo cual Varda dice no tener certezas. “Para dar rienda suelta a la imaginación”, sugiere dubitativa. La respuesta adecuada a esa pregunta parece formularla en cambio un trabajador que, al entrar a la mañana en su fábrica, se encuentra de pronto con un inmenso mural en el que se reconoce junto a todos sus compañeros. “¡Qué sorpresa!”, dice. “Para eso está el arte, ¿no? Para sorprender…””.
Luciano Monteagudo, Página12