La familia chechena
(La familia chechena, Argentina, 2015. DCP, 65’, ATP)
Documental dirigido por Martín Solá.
Abubakar tiene 46 años y participa en la Zikr, una danza ritual que realizan los musulmanes sufíes chechenos. En cada Zikr, alcanza un estado de éxtasis que le sirve como exorcismo, una forma de liberación de todo lo que su gente ha sufrido durante tantos años de ocupación. Un acto de resistencia donde se reúnen con sus muertos y sus dolores a través de la danza, la música y la oración.
Visions du Réel (Nyon) 2015 – Mejor película.
Docs Barcelona 2016 – Mejor película.
Las Palmas Film Festival 2016 – Premio Especial del Jurado.
“En La familia chechena, Martín Solá prosigue con sus particulares retratos acerca de la experiencia colectiva de vivir en un territorio propio ocupado por otra nación. Primero fueron los palestinos en Hamdan, ahora los chechenos y pronto serán los tibetanos. En esta ocasión, se trata de incursionar en el conflicto checheno con los rusos a partir del testimonio de un hombre llamado Abubakar, quien tienen 9 hijos (casi todas mujeres) y su madre vive aún con él. De tal descripción se podría esperar una película sombría sobre las atrocidades del invasor a lo largo del tiempo, lo que quedará asentado por el testimonio de la madre del protagonista cuando le recuerde a su hijo el paso familiar por Siberia en 1944. Pero Solá parece más interesado aquí en la toma de decisión espiritual y sus consecuencias cotidianas por parte de Abubakar que ha neutralizado la crueldad política apostando a las bondades del sufismo y a la sabiduría impartida por su maestro. Esto lo lleva a filmar en varias ocasiones las danzas sagradas conocidas como “zikr”, secuencias en las que el registro se mimetiza visual y sonoramente con el trance producido por la repetición de movimientos corporales y cánticos. El delicado formalismo de Solá alcanza su mayor exposición cuando el director suministra imágenes sobre la actividad de las mujeres de la familia, trabajando con un registro difuso en el que las figuras humanas se desdoblan y pierden sus contornos hasta que el primer plano de los rostros de las hijas de Abubakar impone una hermosura incompatible con la historia política de la región”.
Roger Koza – Con los ojos abiertos