El botón de nácar
(El botón de nácar, Francia / Chile / España, 2015, DCP, 82’, AM18)
Documental dirigido por Patricio Guzmán.
El océano contiene la historia de la humanidad. El mar guarda todas las voces de la tierra y las que vienen desde el espacio. El agua recibe el impulso de las estrellas y las transmite a las criaturas vivientes. El agua, el límite más largo de Chile, también guarda el secreto de dos misteriosos botones que se encuentran en el fondo del océano. Chile, con sus 2.670 millas de costa y el archipiélago más largo del mundo, presenta un paisaje sobrenatural. En ella están los volcanes, montañas y glaciares. En ella están las voces de los indígenas patagones, los primeros marineros ingleses y también los prisioneros políticos. Se dice que el agua tiene memoria. Este film muestra que también tiene una voz.
2015: Oso de Plata y Premio del Jurado Ecuménico: Festival de Berlín
2015: Gran Premio: Festival de Yamagata
2015: Grand Prix: Festival de Polonia
2015: Mejor Film: Festival de Boulogne, Italia
2015: Mejor Documental: Festival de Filadelfia
“Entre el exterminio de los indígenas del sur de Chile y la riada de desaparecidos del régimen de Pinochet, el director recorre con una poesía de pedernal los labios de una herida milenaria. Perfecta en su transparencia; cegadora en su dolor. Y siempre clarividente.”
Luis Martínez, Diario El Mundo
Patricio Guzmán (La batalla de Chile) es uno de los grandes documentalistas de nuestro tiempo. En Berlín, donde ya había sido premiado hace casi treinta años por En nombre de Dios, recibió el Oso de Plata al mejor guion por esta primorosa reflexión que nada en varias direcciones: los océanos, el cosmos, los pueblos indígenas e incluso la convulsa historia chilena en el siglo XX… El propio Guzmán, que la padeció, presta su voz a la narración de esta película, acompañada de imágenes espectaculares y del testimonio de algunos de los últimos supervivientes que hablan el kawéscar, lengua que aún se practica en el Chile más remoto y austral.
El botón de nácar engancha por su magnética belleza y sorprende por sus cambios de ritmo, con el agua como hilo conductor del relato. Más allá de la caudalosa profundidad de su mensaje, el espectador que quiera quedarse con la asombrosa geografía chilena, del desierto de Atacama a la Patagonia occidental, también encontrará motivos para ver recompensado el precio de la entrada. Quien quiera seguir el rastro a sus metáforas disfrutará aún más con su sabia visión del mundo. Descubrir zonas inexploradas tan grandes sin salir de nuestro planeta es una modesta satisfacción añadida.
Federico Marín Bellón, ABC