Bajo el sol
(Zvizdan, Croacia / Serbia / Eslovenia, 2015, Digital HD, 123′, AM16)
Dirección: Dalibor Matanic. Con Tihana Lazovic, Goran Markovic.
Tres historias ambientadas en Croacia a lo largo de tres décadas. Conectadas por el hecho de que el amor entre un hombre croata y una mujer serbia está prohibido ya se esté en 1991, en 2001 o en 2011. La primera narración se desarrolla en 1991, justo antes del comienzo de la guerra, y hay un alto grado de tensión que no es terreno fértil para el amor. Mucho menos si se trata de dos jóvenes de pueblos vecinos, pero de diferentes nacionalidades. Diez años más tarde, el conflicto ha terminado pero no se ha olvidado. Los protagonistas tienen que enfrentarse a las heridas que tardan en curarse. En la tercera historia, ambientada en 2011, ya no hay amenazas, pero las dudas no se han disipado. Aunque quizás sea el momento de comenzar de nuevo…
«Aunque ha sido un asunto repetidamente frecuentado por el cine, el drama de la guerra que a comienzos de la década del 90 estalló en la ex Yugoslavia encuentra en el croata Dalibor Matanic una visión diferente y novedosa en Bajo el sol. La integran tres historias de amor que transcurren en una misma zona rural, cerca de la costa dálmata, en tres épocas diferentes -poco antes del estallido del conflicto, cuando éste llega a su fin, en 2001, y más tarde, cuando se ha restablecido la paz-, bajo una mirada que aunque apunta al futuro deja percibir las heridas que ha dejado la terrible contienda y que aún no han cicatrizado.
No se aborda el tema de la guerra sino a través de las consecuencias que ésta ha dejado, tanto en los territorios por donde pasó como en el espíritu de los humanos, en una mezcla de dolor, angustia, culpa, esperanza y redención.
En una decisión que no puede sino calificarse como brillante, el director y guionista confió a la misma dupla de actores -los talentosos Tihana Lazovic y Goran Markovic- los papeles de cada una de las tres parejas, y lo mismo hizo con algunos de los principales personajes secundarios y en cierta medida con los escenarios naturales. Las repeticiones -también de los conflictos- están a la vista. Las guerras, la religión y la política han alimentado el odio que divide a las naciones balcánicas, opina Matanic, y por eso en los tres capítulos de su ficción le opone a la intolerancia lo que juzga su más eficaz antídoto: el amor. Sobre todo el amor limpio de los jóvenes.»
Fernando López – La Nación